viernes, 19 de julio de 2019





La novela moderna y el periodismo nacieron juntos para ser el libro del pueblo, […] la novela permitió a sus lectores reconocerse en los personajes, habló de la vida privada y del derecho de toda persona a ser libre y mejorarse a sí misma”, afirma José Emilio Pacheco en un texto sobre la narrativa hispanoamericana, el cual da presentación al clásico literario de José Joaquín Fernández de Lizardi.

Fernández de Lizardi se entregó a la narrativa de 1815 a 1820, durante los años que por censura virreinal no pudo ejercer el periodismo; “a la represión se debe, en parte, la primera novela escrita en Hispanoamérica”, asegura Pacheco. Pero no por dedicarse a la novela, El Pensador Mexicano dejó de hacer duras críticas a la sociedad de entonces, desde ahí siguió defendiendo la libertad de expresión y el derecho a la educación. Sigue a Pedro Sarmiento, alias «el Periquillo Sarniento», en sus aventuras y desventuras; viaja a aquella época en la que la dominación española en México está por llegar a su fin, en estos dos primeros capítulos que se comparten de esta obra.

José Joaquín Fernández de Lizardi (Ciudad de México, 1776-1827) fue escritor, dramaturgo y periodista. Durante la última etapa de la Colonia se opuso a la monarquía y apoyó al movimiento independentista. Fundó el periódico El Pensador Mexicano, seudónimo que posteriormente adoptó para firmar sus escritos. En 1815 fue encarcelado por sus ideas políticas.

Se le reconoce como el iniciador de la narrativa mexicana. Además de la novela que aquí se presenta –a la que da lectura Juan Stack–, también escribió La Quijotita y su prima (1818), Noches tristes y día alegre (1818) y Vida y hechos del famoso caballero don Catrín de la Fachenda (1832). En teatro, algo de su legado son las obras Auto Mariano para recordar la milagrosa aparición de Nuestra Madre y Señora de Guadalupe y El unipersonal de don Agustín de Iturbide.